Nieto y biznieto de viticultores
y bodegueros, Eduardo Ramírez se adentró en el negocio del vino de
la mano de su padre, el fundador de bodegas Montulia. El descenso de
las ventas en Montilla y Jerez lo obligaron a buscar nuevas salidas
y se encontró con internet. En 1998 montó una tienda virtual desde
la que está vendiendo vinos de calidad a todo el mundo,
principalmente Pedro Ximénez y brandies. La oferta se completa con
todo los elementos que puede necesitar una bodega: filtros,
alambiques y depósitos, entre otros.
-¿Qué le ha reportado
internet?
-Yo actúo como intermedario e internet es una
revolución que me ha permitido ponerme en contacto con todo el
mundo. En primer lugar, me ahorra mucho dinero en dar vueltas porque
puedes mandar un mensaje a 200 bodegas al mismo tiempo. No hay que
llamar una a una. Por ejemplo, ahora estoy buscando un distribuidor
de alambiques en América, pues con un correo electrónico lo
publicito.
-¿Y en qué medida le ha permitido incrementar el
número de operaciones?
-Creo que las he triplicado. Cuando
empecé en 1998 no se hacía casi nada y ahora he multiplicado por
tres el número de operaciones, que al año son unas 150. Además, se
nota que cada vez son más los que recurren a internet y prefieren la
red para sus compras y ventas.
-¿El premio de la Junta le ha
llegado en su mejor momento?
-Este premio es muy importante
porque en internet es básica la confianza del cliente, tener la
certeza de que no lo vas a engañar, que es el gran riesgo de vender
a través de la red. Además de confianza, el premio me abre las
puertas a posibles subvenciones; llevo muchos años trabajando sólo
sin ninguna ayuda.
-¿Ha sido duro?
-Hace tres años
estuve a punto de tirar la toalla porque fue muy duro, la gente no
llegaba a confiar. Ahora es distinto, los clientes saben que si le
mandamos un barril les va llegar en condiciones óptimas y si no es
así le enviamos otro.
-¿Qué le mandan principalmente los
clientes particulares?
-Yo les vendo sobre todo vinos de las
bodegas con las que trabajo: Alvear. Pérez Barquero y Toro Albalá.
Principalmente, brandy y Pedro Ximénez. También ofrezco todo tipo de
accesorios de bodegas: jarras, venencias, canoas, y tonelería,
barriles de todos tipos y tamaños. He montado varias tabernas y
bodegas por toda España: Madrid, Murcia, Málaga... También vendo
depósitos viejos de las bodegas para los agricultores y Cámaras
Agrarias.
-¿Quiénes son los grandes clientes y qué productos
le reportan mayor facturación?
-La grandes facturaciones las
generan las bodegas que montamos por la zona de Ribera del Duero y
Galicia, a las que suministramos tanto los depósitos como la
maquinaria. Ponemos a su disposición todo lo necesario para
vendimiar y la crianza del vino. Hay que tener en cuenta que son
esas zonas donde se están abriendo bodegas porque aquí se
cierran.
-¿Es lamentable que se vaya perdiendo la cultura del
vino?
-Por supuesto. En el centro y norte de España están
montando muy buenas bodegas y se preocupan mucho por la calidad y la
limpieza de sus intalaciones. Asombra verlas. Comparándolas con lo
que hay aquí abajo, ni en Jerez ni en Montilla se cuida la imagen de
las bodegas y la vista hace mucho cuando llega un cliente. Hay
algunas que se salvan como Alvear o Pérez Barquero.
-Hablando
de proyección, ¿cree que puede afectar en imagen a Toro Albalá el
expolio que se le ha imputado a uno de sus dirigentes?
-Creo
que no porque la calidad de los vinos no tiene nada que ver con una
historia que se han montado ahí, sea quien sea. Este hombre es muy
sibarita y le gustan muchos las antigüedades. Yo mismo le he
suministrado alguna vez objetos de bodegas que iban a a derribar,
pero no ha hecho daño nunca. Yo no creo que haya hecho nada malo a
nadie simplemente que le gustan muchos las antiguedades y tiene un
museo de categoría. Yo llevo visitas turísticas.
-¿También
trabaja con el turismo? -Si me lo piden, por supuesto. Yo creo que
el turismo es también una ayuda más para la bodegas. En Jerez ha
salvado a muchas bodegas, lo que ocurre es que es un turismo
diferente, entran en masa y cobran por la entrada, mientras que
nosotros lo que pretendemos es atraer un público más entendido en
vino que compre y consuma.
-¿Desde el exterior qué es lo que
más le demandan de su bodega virtual?
-Fuera de España, lo
que más vendemos son los alambiques que me los piden
fundamentalmente de Hispanoamérica: Péru, Bolivia, Guatemala y
Chile. Los alambiques se usan para destilar alcohol pero también se
utiliza para extraer aceites esenciales. En España vendo alambiques
en la zona de Gerona y Tarragona donde se practica mucho la
destilación de de hierbas aromáticas.
-¿Qué productos se
demandan más?
-Depende de la zona, En África demandan
sangría, brandy y vinos flojos de alcohol que produce para ello
Pérez Barquero. Con Brasil también íbamos a hacer algunas
operaciones, pero hay problemas porque paralizan el vino e imponen
aranceles muy elevados, de un 80 por ciento.
-¿Qué volumen
sale cada año de su bodega virtual?
-Es casi imposible
precisar las cantidades, pero lo que más se demanda es el Pedro
Ximénez y después el brandy. El vino fino, no lo vendemos porque no
lo trabajo. De todos, el que más se demanda es el de Torre Albalá
con botellas de Pedro Ximénez que pueden llegar a alcanzar incluso
los 360 euros.
-¿Por qué no vende vino fino?
-El vino
fino no lo llevo porque no se demanda y porque el precio que tiene
no merece la pena cuando se puede encontrar en cualquier
hipermercado. Yo llevo vinos que no se encuentran en cualquier
tienda. De todas formas, veo muy negro el futuro del vino
fino.
-¿Cuál es el futuro de Montilla?
-La salida para
Montilla pasa por fortalecer los tintos y el Pedro Ximénez,
principalmente éste último que es una joya única de esta
denominación.